Wednesday, January 19, 2011

Más con los humildes está la sabiduría

Lectura: Habacuc 2:4-5
Habacuc 2:4 “Aquel cuya alma no es recta se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”




El Orgullo es un sentimiento ambiguo y engañoso, si bien puede usarse para expresar la virtud de una persona u otra cosa, lo que siempre revela en el fondo es un exceso de estimación propia, vanidad, y hasta arrogancia.
En ocasiones si corregimos a alguien es común decir que se le “hirió su orgullo”. Mas eso solo sería si su autoestima está sobrevalorada, pues el humilde acepta de buena gana la corrección.

Si por uno u otro motivo le decimos a un hijo: -Estoy muy orgulloso de ti. Aparte de exaltar el mérito que él tiene, ¿no nos estaremos sobreestimando por el hecho de que sus logros son debido a la educación que le brindamos y el apoyo que le dimos?¿acaso no nos estamos poniendo como coautores de su éxito? Lo que el orgulloso hace es atribuirse algo de grandeza para si, y esto no es otra cosa que pecar contra Dios al tratar de tomar parte de Su gloria. El orgulloso no es bien visto por Dios, la Biblia también dice que las almas que se enorgullecen no son rectas.
En lugar de llenarnos de orgullo por esto o por aquello, lo que deberíamos es sentir satisfacción y estar agradecidos de Dios por cómo ha obrado en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestros países, y en todo. Antes que sentir orgullo, los que si debemos es estar confiados que Dios está dirigiendo todos, absolutamente todos nuestros asuntos. Esa es nuestra fe y por ella vivimos.
  


“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita en la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu humilde y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Isaías 57:15

Para poder decir “Dios habita conmigo”, tenemos que aprender que es la humildad y aprendernos el secreto de la felicidad: Bienaventurados los pobres en espíritu...los humildes...porque de ellos es el Reino de los Cielos. (Mateo 5:3)

La humildad es: “Virtud consistente en el conocimiento de nuestra pequeñez y proceder en consecuencia. Sumisión, acatamiento”. Esto según el diccionario enciclopédico Santel.

La Biblia nos habla de la humildad en el libro de Proverbios y en los evangelios, para que comprendamos qué es la humildad y lo que no es.

La humildad Bíblica no es despreciarnos, ni tener una pobre opinión de nuestros dones o talentos. No se trata de auto-afligirse y decir “no soy nada, no valgo nada”. Cristo murió por nosotros, por lo tanto somos de gran valor.

La humildad a la que se refiere la Biblia es señal de fuerza espiritual, y por esa fuerza, uno decide en ocasiones ceder sus derechos a otro, cuando es para bien del Reino de Dios. Esto se refleja en la manera en que nos sometemos a las autoridades, tanto espirituales como terrenales. También, se refleja en la manera en que resolvemos nuestras dificultades. En proverbios, el humilde es aquella persona sencilla que no se siente amenazado por nadie y que no tiene que andar luchando contra las personas por “sus derechos”. La humildad Bíblica es lo opuesto a la soberbia, la arrogancia, y la vanagloria, todas estas caras de un mismo pecado: el orgullo.

“Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios” Proverbios 16:19

“La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra”. Proverbios 29:23


Cuando aprendamos a aplicar la humildad a todas las situaciones de nuestra vida, los resultados serán evidentes:

SABIDURÍA: “Más con los humildes está la sabiduría” Proverbios 11:2ª

“El que ama la instrucción, ama la sabiduría, mas el que aborrece la reprensión es ignorante” Proverbios 12:1


¿Cuál es nuestra actitud cuando alguien nos da un consejo? ¿escuchamos? ¿todos están equivocados, pero nosotros no? ¿nos molestamos? ¿nadie nos puede decir nada?

La persona humilde escuchará el consejo: después de escuchar atentamente, orará a Dios para que le muestre la verdad y la solución al problema. Sin enfadarse ni molestarse, pues esto es síntoma de orgullo.


HONRA: “El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede la humildad.” Proverbios 15:33

“Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra es el abatimiento”. Proverbios 18:12

“Riquezas, honra y vida Son la remuneración de la humildad y el temor de Jehová”.

Si te sientes menospreciado(a) por alguien, frustrada, atacada, puede ser que se halle orgullo en ti. Busquemos la humildad verdadera, y Dios nos levantará y nos honrará.

GRACIA:”A los humildes dará gracia” Proverbios 3:34b (Santiago 4:6) Todas las bendiciones de Dios son por su gracia y por su favor, NO porque seamos muy buenos, o perfectos o merecedores de las bendiciones. La gracia es el regalo de Dios traducido en primer lugar, en la Salvación. Después de la Salvación por Gracia, no por obras, viene todo lo demás: Nuestra capacidad de entender la Biblia, recibir la llenura del Espíritu Santo, la salud, los dones, la familia y los amigos, todo esto son regalos dados por Dios a los hombres, por su infinita gracia, no porque seamos buenos. El camino de la humildad, es el camino del favor de Dios.


El reconocer que no somos perfectos, que no hay perfecto ni uno, nos da la capacidad de pedir perdón y perdonar a los que nos ofenden. De nada sirve “pedir perdón” si somos incapaces de “perdonar a los que nos ofenden”. La humildad nos lleva a reconocer nuestra pequeñez y nuestra imperfección, y a ser tolerantes con la pequeñez y la imperfección de los demás, sin molestarnos ni ofendernos por ello: Una vez mas, esto es ORGULLO.

El orgullo es nuestro mayor enemigo, y se refleja en actitudes como la soberbia, el corazón y los ojos altivos, el presuntuosos, burladores, arrogantes y el avergonzar a otros, todas son caras del orgullo disfrazado.


Según el diccionario, orgullo es “Arrogancia, exceso de estimación propia”. La Biblia, nuestro amado libro consejero, también nos habla del orgullo:

“La soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco” Proverbios 8:13b

“Abominación a Jehová es todo altivo de corazón” 16:5 No podemos, no debemos olvidar que el orgullo fue lo que hizo que Satanás se rebelara contra Dios, y lo que hizo que Eva comiera del fruto prohibido y se rebelara contra Dios. Como el orgullo tiende a disfrazarse (como Satanás), tenemos que estar alertas y reconocer cuándo este pecado mora en nosotros. “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra” Proverbios 11:2

Cuando hay orgullo, hay contiendas. La persona orgullosa cree que siempre tiene la razón, y los demás están equivocados. El orgullo se disfraza de celos y contención, y ahí hay perturbación y toda obra perversa (Santiago 3:16)


El orgullo es muy peligroso en la vida de los cristianos, pues nos llenamos de basura espiritual si le abrimos la puerta, y esta basura contaminará nuestro hogar, nuestras relaciones y llegará hasta la iglesia. El orgullo es, como la salvación algo personal entre nosotros y Dios: Tenemos que humillarnos y reconocer nuestro orgullo, nuestro mal carácter y nuestra falta de humildad y pedirle a Dios Altísimo que nos ayude a cambiar. Nadie hará esa labor por uno. Esto es lo que nos corresponde en lo individual. 


La Depresión: “La soberbia del hombre le abate”. Proverbios 29:23. La Depresión es otra máscara con las que se disfraza el orgullo. Al deprimirnos, estamos pensando “porqué me pasan estas cosas a mí, si yo soy muy bueno(a) y no le hago daño a nadie”. Es decir, la depresión la mayoría de las veces es “autolástima”, y esto es una forma sutil de orgullo, porque es una preocupación por uno mismo.


“Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” Proverbios 16:8

La soberbia y la rebeldía van de la mano, y la depresión, la autodestrucción y el fracaso son consecuencias del orgullo que mora en nuestro corazón y que se esconde para que no lo veamos. Hoy vamos a exponerlo y echarlo fuera de nuestra vida para siempre en el nombre de Jesús:
Si hay orgullo en tu corazón habrá manifestaciones tales como:
+Pensar más en nuestros derechos que en los derechos de los demás.
+Falta de perdón y amargura.
+Endurecimiento del corazón e incapacidad de olvidar las ofensas.
+Temor de lo que el hombre o la mujer puedan hacernos.
+Espíritu independiente, que no acepta la corrección ni la enseñanza.
+Siente que siempre tiene la razón.
+Inseguridad, baja autoestima, excesiva preocupación en la apariencia personal, o en las apariencias generales.
+Falta de gratitud, incapacidad de ver lo que los demás están haciendo por nosotros.
+Impaciencia. Darse demasiada importancia a uno mismo.
+Celos, envidias, deseos ocultos de la carne, desconfianza.


Si consideras que tienes una o varias de estas manifestaciones alojadas dentro de tu corazón, hoy es la hora de exponerlas a la luz admirable de Jesucristo, y erradicarlas de nuestra vida en Su nombre. “Señor Jesús, ayúdame. Líbrame del orgullo y la rebeldía que se esconden en mi corazón. Ayúdame a vivir en humildad verdadera, porque un corazón contrito y el espíritu quebrantado, tu no desprecias. Ayúdame a sacar esta raíz de orgullo que puede llevarme a la destrucción de mi alma, y te pido que limpies mi corazón endurecido por el orgullo, y lo conviertas en corazón de carne, agradable a ti. Amén.”

Dios los bendiga! 



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